Necesito caminar.
Y hacerlo sola.
Desprenderme del mundo que a veces tanto me controla.
Necesito mirarme y entenderme.
Ser mi mejor amiga.
Conocerme.
Necesito expresarme,
abrirme
y arreglarme.
Hoy me quiero mía
para curarme.
Estoy harta de romperme y encerrarme.
Mi voz suena a cristales rotos
y cada vez que grito
alguien sale herido.
Así que lo hago hacia dentro,
para no dejar constancia de un crimen más que del mío.
Estoy encerrada en esta jaula sin rendijas
y no hay puerta con posibilidades de salida.
Me comen los gusanos que alimento, como si estuviera sentada en un banco viendo pasar el tiempo
esperando no esperar.
Nada.
De nadie.
Siempre las mismas preguntas
siempre las mismas respuestas.
Una
y otra
y otra
y otra vez.
Siempre aparecen,
como el monstruo de debajo de la cama:
cuando lo buscas.